martes, 9 de octubre de 2012

"Los cien táleros de Kant"


Después de un paréntesis algo más largo que en otros años, exactamente desde abril a hoy, retomamos con el nuevo curso este blog de filosofía que ha pretendido desde su origen servir a los alumnos y exalumnos de EE.FF., y a todos aquellos que lo deseen, para acercarse y participar con entradas y/o comentarios acerca de diversos temas relacionados con la Filosofía.

Trasladémonos en este momento a la Prusia (concretamente a Königsberg) de la segunda mitad del siglo XVIII, allí nos encontramos con unos de los nombres principales de la historia del pensamiento: Immanuel Kant. A él le debemos una importantísima obra que lleva como título “Crítica de la razón pura” (K.r.V.), en la que intentará dar solución al problema acerca del conocimiento teórico al que puede acceder el ser humano.

Kant, buen conocedor tanto del racionalismo (con el que trabó contacto en sus primeros años filosóficos) como del empirismo (recordad la famosa idea de su despertar del sueño dogmático gracias a la lectura de D. Hume) desarrolla un idealismo trascendental, que no podrá identificarse plenamente con ninguna de las dos posturas mencionadas.

La cuestión se ceñía especialmente entorno a la Metafísica y su posibilidad como ciencia. Pues bien, acerca de Dios, el principal tema tratado por esa disciplina nominada por Andrónico de Rodas, nos legó Kant un ejemplo archiconocido, el de los cien táleros.

Para empezar hay que poner sobre la mesa una afirmación importante, Kant era creyente, creía en Dios e incluso dicha figura aparecerá como sostén necesario de su moral. Lo que Kant no compartía era esa posibilidad, esgrimida por racionalistas de distintas épocas, de demostrar racionalmente, lógicamente, su existencia.

Para ello introducirá en la K.r.V. el ejemplo antes citado de los táleros. Puedo soñar con que en el bolsillo de mi chaqueta se encuentra tal cantidad de dinero, pero pasar de dicha experiencia onírica a afirmar su existencia real, efectiva, supone un salto excesivo, tan excesivo como el que daban desde hacía siglos aquellos racionalistas a los que criticaba Kant.

Para el pensador prusiano, el uso teórico de la razón tenía, efectivamente, unos límites, más allá de los cuales, “los últimos metafísicos (…) todavía se atreven a delirar” como afirmaba él mismo. Kant necesitaba la existencia de Dios, la deseaba, la anhelaba, la exigía, pero ahí estaba el citado límite cognoscitivo del ser humano. Dicho límite será el que provoque, en palabras de Miguel de Unamuno, “el salto inmortal del hombre Kant”, ya que ese Dios que parecía alejarse de la esfera del hombre en la K.r.V. es “recuperado” como postulado en la “Crítica de la razón práctica” (K.p.V.). Decir postulado, es reconocer la necesidad de una realidad, sin necesidad de su demostración (asumiendo en este caso su imposibilidad).

Aprovecho la ocasión que brinda el ejemplo de las monedas, para recomendar la lectura de un libro del italiano Pietro Emanuele que lleva precisamente como título “Los cien táleros de Kant” (publicada en Alianza Editorial). El autor nos conduce a lo largo de sus páginas por la historia del pensamiento occidental, deteniéndose para ello en cincuenta breves e interesantes estaciones. En las mismas, aprovechando cualquier anécdota relacionada con la obra o la vida del autor en cuestión, traza de forma sucinta un bosquejo acerca de uno o varios aspectos de su filosofía.

Así, quienes se acerquen a la citada obra obtendrán el placer de introducirse en una famosa aporía de Zenón de Elea, en la narración platónica del anillo de Giges, en la consideración de Blaise Pascal sobre el aburrimiento en la vida del hombre, el misterio de la substancia según J. Lock, los juegos del lenguaje de L. Wittgenstein etc. etc.etc.

Anímense, por un más que módico precio disfrutarán con esta oportunidad hacer un rápido repaso por la historia de la Filosofía.

1 comentario:

  1. Por fin de vuelta! jajaja
    Muy interesante el ejemplo que ponía Kant, me ha recordado a la analogía que usó Carl Sagan también para hablar de Dios, el Dragón en el garaje http://es.wikipedia.org/wiki/Drag%C3%B3n_en_el_garaje

    A medida que iba leyendo iba recordando los apuntes Fede, me acuerdo de más de lo que creía jajaja

    Además qué casualidad porque en Ética Médica ayer el profesor mencionó, muy someramente, la ética kantiana.
    Por cierto, soy Pablo Ollero jajaja

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