viernes, 22 de octubre de 2010

Arte on line


Quiero compartir con vosotros dos impresionantes enlaces que me han hecho llegar recientemente. Por favor disfrutadlos de verdad, relajadamente y rodeados de silencio, simplemente escuchando los respectivos acompañamientos musicales que complementan maravillosamente el festival visual.

En la Capilla sixtina hay que manejar el mouse para trasladarse por ella. Inmejorable el zoom.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Los Griegos


Bien conocida es la afirmación del poeta inglés de comienzos del siglo xix Percy Bysshe Shelley que decía “Todos somos griegos”. Precisamente podría arrancar de dicha sentencia para recomendaros el libro del helenista británico Paul Cartledge titulado Los Griegos. En dicha obra se nos presenta un interesante repaso –sobre todo para iniciarse en el tema- por una serie de quince biografías de dispares personajes que sirven –como el propio autor reconoce en el prólogo- para reivindicar tanto las semejanzas como las disonancias internas en las primeras que nos relacionan con el mundo heleno.

Nos encontramos además, en cada capítulo con una magnífica contextualización histórica, social, política y económica que influye de modo determinante a la hora de conseguir el fin deseado.

En “una secuencia más bien cronológica” partimos desde Homero y finalizamos con el conquistador Alejandro Magno pasando por otras figuras, unas más conocidas otras menos, que nos ayudan a adentrarnos en el atractivo espíritu que en muchos aspectos – no en todos evidentemente- configura el alma de millones de futuros hombres hasta hoy en día.

Tras el autor (dejemos al margen las polémicas en torno a la verdadera paternidad homérica) de la Ilíada y de la Odisea, Cartledge nos introduce en las vidas de la poetisa Safo de Lesbos, del reformista Clístenes, de la valiente Artemisa de Halicarnaso, del gran protagonista de la pentecontecia ateniense Pericles, de la pareja de hecho de éste e importante intelectual Aspasia, del tábano ateniense Sócrates, de la “olímpica” Cinisca de Esparta, del tebano Epaminondas figura importante en la expulsión de los espartanos de Beocia, de Diotima de Mantinea –quizás únicamente personaje de ficción como aparece en El Banquete platónico-, del esclavo y posteriormente liberto y triunfador en la banca Pasión de Siria y Atenas, la de Neaera de Corinto –aunque tratada realmente como fondo tras la imagen de Apolodoro hijo de Pasión-, la de Aristóteles el filósofo estagirita, y para finalizar dos capítulos dedicados a la intrigante Olimpia de Epiro y Macedonia y a su hijo el gran Alejandro.

Se trata de una lectura amena y que sirve como he mencionado para recrear esos, aproximadamente, cuatrocientos años repletos de vicisitudes que a buen seguro os interesarán.

jueves, 7 de octubre de 2010

Curiosidades (I)



Como ya saben los que me conocen, para mi supone un verdadero placer, yendo más allá de la información pertinente que corresponde al temario oficial, el contar o leer en clase anécdotas y curiosidades que pueden hacer más cercano como persona al autor que tratemos en ese momento. Eso hace que, indefectiblemente,haya ocasiones en las que me demoro en exceso,y mire de reojos al calendario para poder terminar a tiempo los temas previstos.

Este curso me planteo cambiar,en la medida de lo posible,ese modus operandi e intentar obviar dichas curiosidades. No por ello el alumnado quedará huérfano de las mismas, ya que lo me propongo es presentarlas en el blog.
Hoy para empezar, haciendo justicia al fragmento de Aristóteles del libro A de la Metafísica en el que reconoce a Tales de Mileto como el “iniciador de tal tipo de filosofía” –es decir del pensamiento en torno al problema del arché, formando parte por lo tanto del grupo de physikoi-,tenéis dos fragmentos (uno de Platón y otro del Estagirita) en el que se nos trasmite la imagen del matemático, astrónomo y político milesio, como un hombre, por un lado, absorto en sus intereses científicos y por otro desdeñoso hacia lo puramente crematístico. Asimismo incluyo un texto sobre Heráclito incluido en el estudio que del pensador de Éfeso hace Diógenes Laercio (siglo III d.C.) en su obra Vida de los filósofos más ilustres.

“Como, oh Teodoro, se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba las estrellas y miraba hacia arriba se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás de él y delante de sus pies”
(Platón, Teeteto)

“Pues dice que, cuando, por su pobreza, le reprochaban que la filosofía era inútil, tras haber observado por el estudio de los astros que iba a haber una gran producción de olivas, se procuró un pequeño capital, cuando aún era invierno, y que depositó fianzas por todas las presas de aceite de Mileto y Quíos, alquilándolas a bajo precio porque nadie licitó contra él. Cuando llegó el momento oportuno, al ser mucho los que a la vez y de repente las pedían, las iba alquilando al precio que quería y reunió mucho dinero, demostrando así que es fácil a los filósofos enriquecerse, si quieren, pero que no son las riquezas lo que les interesan.”
(Aristóteles, Política)

Viene a colación con respecto al primer texto recordar el siguiente epigrama de Diógenes Laercio dedicado al matemático,en el que relaciona el gusto de Tales por la observación del cielo con la muerte del filósofo que le sobrevino mientras asistía a un espectáculo deportivo:

Las gimnásticas luchas observando
atento en el estadio el sabio Tales,
arrebátole Júpiter Eleo.
bien hizo en acercarle a las estrellas
cuando por la vejez ya no podía
las estrellas mirar desde la tierra.
(Diógenes Laercio, Vida de los filósofos más ilustres)



“Heráclito, hijo de Blosón (o, según algunos, de Heraclón) de Éfeso. Tuvo su acmé en la Olimpíada 69. Llegó a hacerse sumamente altanero y desdeñoso (…) acabó por convertirse en un misántropo; se retiró del mundo y vivió en los montes, alimentándose de hierbas y plantas. Convertido por esta causa en un hidrópico, bajó a la ciudad y en enigmas le preguntaba a los médicos si ellos serían capaces de convertir en seco el tiempo lluvioso. Como éstos no le entendían, se enterró en un estercolero, en la esperanza de que, con el calor del estiércol, se iba a evaporar la hidropesía. Como ni aun así lo consiguió, murió a la edad de sesenta años.”
(Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos más ilustres IX, 1.)
Acmé: madurez intelectual, situándose ésta a los 40 años.

domingo, 3 de octubre de 2010

Mr. Nobody

Cuando en un momento cualquiera pensamos en nosotros, en quiénes somos, automáticamente acuden a nuestra mente los recuerdos, las imágenes de nuestro pasado que han ido configurando lo que podemos llamar nuestra vida.

Sabemos que, aunque siempre estamos influidos por condicionantes diversos, en buena medida nuestra potestad de elegir va, al ejecutarse, haciéndonos transitar por uno solo de entre todos los posibles caminos que se abren entre nosotros, construyendo así el itinerario que reconoceremos como nuestra biografía.

La identidad personal –que es imposible sin la memoria- guarda todas las vicisitudes, eventualidades y decisiones que han jalonado nuestro pasado y que nos han dirigido por la vía –única, como resultado- de nuestra vida.

¿Qué ocurriría si esto no fuera así? En el caso de Mr. Nobody nos encontramos con un anciano –del cual se nos dice es el último humano que va a morir en una sociedad que ha encontrado la fórmula de la inmortalidad- que al recordar su pasado, éste se antoja absolutamente confuso ya que incluye las posibles, y por tanto diversas, vidas relacionadas con las diferentes circunstancias y decisiones que lo han rodeado desde su infancia. Como el propio personaje reconoce “mientras no se elige todo es posible”.

Esta es la experiencia que transmite el anciano, la de poseer como vivencias todas las posibilidades que se presentaron ante él a través del tiempo –incluso la de ser otro, como culmen del proceso de alteridad-, recuerda como propias todas las vidas que el azar pudo determinarle o que él pudo desear. Así de este modo, debido a esta sobresaturación vital el personaje pierde su identidad, se convierte en Nobody –nadie- ya que su obra –su vida- de la que todo hombre es cooartesano (no olvidemos todo aquello que no depende de nosotros) aparece como amorfa, un caos de imágenes, de recuerdos que no forman una biografía al uso, es decir limitada espacio-temporalmente, es decir inteligible por nuestra razón.

Este personaje al que me he referido es Mr. Nobody, protagonista de la película belga “Las vidas posibles de Mr. Nobody” del director Jaco Van Dormael y que os recomiendo encarecidamente. No adelanto más, ya que espero que os animéis y suméis comentarios sobre la cinta. Por cierto, encontraréis guiños a otras películas conocidas, y referencia a una conocida teoría astronómica.

Os dejo una selección de escenas de la película, que por cierto posee una banda sonora sobresaliente.