martes, 27 de marzo de 2012

James Ensor: del realismo a lo grotesco (o de la objetividad a la subjetividad).


En la obra del pintor belga James Ensor (Ostende 1860-1949) siempre se habla de una transición desde un primer periodo realista a una producción en la que van a destacar los elementos extraños y grotescos, que engarzan en muchas ocasiones con las imágenes que el artista poseía en sus retinas provenientes del carnaval de su localidad. No faltan, asimismo, referencias frecuentes a la caducidad del ser humano, las calaveras, presentes en importantes ejemplos de su producción son una clara muestra de ello.


Es interesante crear una cadena artística en la que encontramos eslabones de renombre como El Bosco, Brueghel el viejo o Francisco de Goya, eslabones que preceden cronológicamente a nuestro artista y que dejan ver más o menos explícitamente su influencia en el mismo, es una cadena que une a creadores de un arte denominado muchas veces como fantástico. La fantasía de la subjetividad, que deja de ser mero reflejo especular del mundo y vuelca sobre el lienzo (u otro soporte) las imágenes tamizadas por la interpretación sentimental y emocional que el pintor intuye. Ya no opera el cuadro como fiel reflejo de lo que “ve”, sino que supone la llave que abre “el otro lado del espejo”, ese “otro lado” es el de la interioridad, el de la subjetividad.


En estos casos, el artista deja de ser ojo aséptico y, por ejemplo en el caso de la citada etapa de Ensor, utiliza su excelencia pictórica para ir más allá de lo meramente visible y por lo tanto penetrar en la esencia del mundo que le rodea y, por supuesto de los personajes que conviven en la misma.


No es casualidad desde luego, que se haya dicho que Ensor, junto con el pintor noruego Edvard Munch, ejerció una importante influencia en corrientes artísticas tan importantes como el expresionismo y el surrealismo. Ambos canalizaron hacia el arte esa interpretación, producto de su sensibilidad, de las capas internas que quedan recubiertas por la simple representación fenoménica.


Las máscaras tomadas de la fiesta del carnaval, fiesta citada anteriormente, supusieron para el artista belga la forma de hacer “visible” la “interioridad”, el personaje enmascarado no es más que el modo de presentarnos la intuición de la falsedad de la que pensaba que se era partícipe en su sociedad. Los seres deformes, y con aspecto inquietante serían, a su vez, modelo de los miedos y angustias existenciales que acechaban su mente. Detenerse en sus cuadros supone un apasionante acercamiento a la riqueza del mundo “creado” en donde respirar una muy personal óptica de la vida exterior e interior del hombre.


Recomendación encarecida la que os hago. Busquen en internet (o mejor compren alguna monografía) de James Ensor, merece realmente la pena. Y también por supuesto acerca del resto de pintores citados en esta entrada.

domingo, 11 de marzo de 2012

Lectura del Fedón de Platón


Todo un placer presentaros un vídeo de Youtube en el que el filósofo chileno Alfonso Gómez-Lobo (especialista en pensamiento griego y fallecido recientemente) lee las últimas páginas del Fedón platónico en la lengua original en la que fue escrita. Os aconsejo que disfrutéis de la cadencia del griego clásico y que imaginéis esa escena conmovedora en la que se narra el momento en el que Sócrates debe beber de la cicuta que acabará con su vida.

Espero que disfruten todos aquellos que vean las imágenes que os dejo, especialmente mis alumnos del actual primero de Bachillerato para los que esta obra inmortal ha sido lectura obligatoria.