martes, 4 de octubre de 2011

Tiempo axial


Todos los años al comenzar el curso les advierto a mis alumnos de filosofía, a los de primero y segundo de Bachillerato, que vamos a adentrarnos en la historia del pensamiento Occidental, y así es efectivamente. Igualmente, la exclusión del estudio de la filosofía oriental fue mi experiencia durante los cinco años de carrera –o al menos con los profesores que yo la cursé con una sola excepción-.

Debo reconocer que como docente, en los años de Bachillerato, salvo la breve introducción al hinduismo hecha al hilo de la explicación sobre la filosofía schopenhaueriana, tampoco desarrollo tema alguno sobre pensamiento no occidental.

Este verano estuve leyendo las Analectas de Confucio (realmente una recopilación de su pensamiento recogido por sus discípulos), y a medida que iba adentrándome en sus páginas fui concibiendo la idea de sumar al blog algún comentario sobre su contenido y asimismo sobre el citado hinduismo.

Pues bien, antes de publicar la entrada dedicada al sabio chino, me parece interesante, aunque sea a modo de introducción, hacer referencia a la teoría sostenida por el filósofo alemán K. Jasper (1883-1969) acerca de lo que él denominó tiempo axial y que encontramos en su obra “Origen y meta de la historia” –aunque como él mismo reconoce anteriormente ya otros autores hablaron de ese tiempo axial-.

Esta concepción tendría la finalidad de recoger la idea de la existencia de un tiempo eje que según el propio Jasper “estaría situado en aquel punto de la historia que hubiera dado origen a todo lo que después de él el ser humano ha sido capaz de ser, el punto que hubiera ejercido una más decisiva influencia en la modelación del ser de la humanidad”.

En el interesantísimo artículo “Ensayo sobre el tiempo axial” publicado por el profesor Dr. José Antonio Antón Pacheco (Universidad de Sevilla) en la revista Symbolos, su autor afirma que “entre los siglos VIII y V a.C. (aproximadamente) surge en diferentes zonas de la Humanidad el pensamiento filosófico y religioso del que alguna manera hoy vivimos”.

Por lo tanto hablamos de un lapso de tiempo que incluye, si nos centramos en Occidente, a la filosofía presocrática, a Sócrates y a Platón –aunque este último desarrollara su obra ya en el siglo IV a.C.-. Al margen de ese contexto heleno, tendríamos al citado Confucio y Lao-Tse en China, al persa Zaratustra, al hinduismo que encontramos en sus textos sagrados, y también en la India la figura del ínclito Buda.

Esta teoría trataría según Antón Pacheco de “la emergencia de un pensamiento autorreflexivo, de un sentido ético y político universal, de una noción metafísica de unidad, de un sentimiento religioso de lo Inmutable”. A través de términos como Unidad, pluralidad, inmutabilidad, devenir etc, trataremos en futuras entradas de adentrarnos un poco más en ese pensamiento que normalmente queda al margen de nuestro estudio filosófico tanto a nivel de enseñanzas medias como universitario (repito, al menos cuando yo fui alumno universitario).

1 comentario:

  1. Tengo la increíble suerte de cursar estudios en el grado de filosofía con tal profesor, J.A. Antón Pacheco, y puedo decir que estos aspectos sí son tratados con profundidad; al contrario que en otros profesores de Hª Antigua, que lo dejan de lado.
    Sería una gran idea difundirlos.
    Saludos.

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