miércoles, 22 de diciembre de 2010

Caligari



Entre 1919 y 1920 Robert Wiene dirige El gabinete del Dr. Caligari, unos de los títulos iconos del cine alemán del período que va desde el armisticio de 1918 hasta la llegada de A. Hitler al poder en enero de 1933.

El motivo de recordar esta película estriba en la interesantísima historia que se esconde tras su gestación; las biografías de sus guionistas Hans Janowitz y Carl Mayer nos retratan una época histórica dura y difícil que fue el contexto en el que se moldearon dos ingeniosas e imaginativas miradas artísticas, que quisieron utilizar el nuevo arte para hacer llegar su visión acerca del poder y del mal.

Para presentaros la historia a la que me refiero voy a basarme en la completísima información sobre la misma que podemos encontrar en la obra del polifacético Siegfried Kracauer cuyo título reza De Caligari a Hitler. En sus páginas hallamos el recuerdo de un joven Janowitz que quedó fuertemente impresionado por un crimen acaecido en su ciudad. La noche que se produjo el luctuoso hecho él había estado buscando a una chica por la que se había sentido atraído y en su interesado caminar, cuando creía estar cerca de ella, se cruzó con la misteriosa sombra de un hombre. Él siempre estuvo seguro que esa joven que lo había cautivado había sido la mujer asesinada y que la inquietante sombra correspondía a su asesino.

Por su parte Carl Mayer vivió una adolescencia realmente difícil, ya que su padre, tras arruinarse totalmente, echó de casa a Mayer y a sus tres hermanos pequeños de los cuales tuvo que hacerse cargo.

Con la llegada de la I guerra mundial, Janowitz se convierte en oficial de infantería, mientras que Mayer se ve sometido a distintos estudios psiquiátricos por parte del estamento militar –de ahí su aversión hacia los psiquiatras. La contienda dejará sus huellas en ambos: un radical sentimiento pacifista y una desconfianza atroz hacia el poder que abusa de su autoridad con el único fin de la consecución de sus intereses, ajenos al bien común, haciendo caso omiso de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Pues bien, la suma de ambas biografías generará una historia asombrosa y mucho más profunda de lo que pudiera parecer en un primer momento. El guión original del film presenta la historia de un feriante que llega a la ficticia ciudad de Holstenwall para solicitar permiso para presentar su atracción: el sonámbulo Cesare, que en estado de sopor es capaz de adivinar el futuro.
Dicho permiso es denegado y el responsable de la negativa aparece asesinado la mañana siguiente. Este será el primero de una serie de crímenes, de la que la trama del guión original hará culpable a Cesare, el sonámbulo. Sin embargo, este personaje es visto finalmente como una víctima inocente, ya que es Caligari con su poder hipnótico el que domina la mente de Cesare haciendo que éste consuma los asesinatos.
Finalmente Cesare muere, y Caligari huye hacia un psiquiátrico donde se refugia, cuando es encontrado llega una nueva sorpresa: Caligari es el director del mencionado hospital.

El mensaje de la idea original es de una enorme belleza simbólica, el Dr. Caligari representaría a la omnipotencia del poder imperial – el Reich- sobre los ciudadanos, hasta tal punto que los convierte en una máquina de matar –como ocurrió en la I guerra mundial-. Los ciudadanos están encarnados, subsumidos bajo el personaje de Cesare, un sonámbulo –es decir alguien que carece de conciencia de sus actos- que mata pero dominado, obligado y dirigido por su amo -el Imperio-.

Obvio, para no alargar en exceso la entrada, todo aquello que provocó un cambio con respecto a lo narrado hasta ahora, cuando finalmente se filma la película. En la versión definitiva se introducen dos nuevas escenas, una al comienzo y otra al final, ambas se desarrollan en el psiquiátrico mencionado anteriormente, pero ahora todo cambia. El personaje que relata la historia aparece como un enajenado mental, como un enfermo del hospital, dándole al trasfondo crítico del guion la categoría de delirio de un loco.

Aunque Kracauer sugiere que todavía es posible encontrar el lado subversivo de la cinta tal y como llegó a las pantallas, Janowitz y Mayer protestaron enérgicamente contra la mutilación de su idea primigenia. Es muy interesante analizar el enfado de ambos artistas, ellos eran conscientes de que el discurso irracional del demente hacía entender toda la película como una fantasía, como una alucinación. No olvidemos que en diversos regímenes totalitarios se ha tendido a transformar al disidente, al heterodoxo, en un enfermo mental que tergiversa la verdadera realidad que sí es captada por el régimen que detenta el poder. Desgraciadamente son muchas las personas que han sufrido internamientos y tratamientos médicos simplemente por pensar de forma distinta, por mantener otra perspectiva, y por ende no coincidente con la oficial.

Bien, podríamos seguir ahondando en torno a este asunto, pero eso me gustaría que lo hiciérais ustedes. Pinchando el siguiente enlace de youtube podéis acceder al film íntegro.

http://www.youtube.com/watch?v=xrg73BUxJLI





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