lunes, 4 de noviembre de 2013

Enigmas para la semana



En el siglo III d.C. se escribió una importantísima obra en la cual encontramos vastísima información acerca de los filósofos de los siglos pretéritos –desde el siglo VI a.C.-; del autor de la misma se sabe muy poco realmente, así que el primer enigma que debéis resolver simplemente consiste en encontrar el nombre tanto del referido autor como el del título de su obra.

Posteriormente tenéis que acercaros a los tres fragmentos que os presento más abajo –pertenecientes a la obra que ya habréis adivinado- y determinar  de qué pensadores nos habla el autor en cada uno de ellos. Y para finalizar os pido que en breves líneas condenséis la información fundamental sobre el pensamiento de dichos filósofos.
Mucho ánimo, y espero que os sirva este ejercicio de investigación para seguir aumentando vuestros conocimientos

 Los fragmentos son los siguientes:

 
Pasaba una vez él por donde Diógenes lavaba sus verduras, y éste se burlo de él diciéndole: “si hubieras aprendido a mantenerte con esto, no servirías en las cortes de los tiranos”. Contestó él “Y tú si supieras tratar con las personas, no estarías lavando verduras”

 
Cuando en cierta ocasión se iniciaba en los misterios órficos, al decir el sacerdote que los iniciados en tales ritos participan de muchas venturas en el Hades, replicó: “Por qué entonces no te mueres?”. Como uno le reprochara una vez que no era hijo de dos personas libres, dijo: “Tampoco de dos luchadores, pero yo soy un luchador”

 
Vivió hasta los noventa años. Antígono de Caristo cuenta en su obra a propósito de él que al principio carecía de renombre y era pobre y pintor. Se conservan de él unos portadores de antorchas pintados en el gimnasio de Élide, de factura mediocre. Y que se apartaba en sus paseos y vivía en la soledad, mostrándose raramente a sus familiares.(…) Siempre mantenía la misma compostura, de modo que si alguien le abandonaba en mitad de una charla, él concluía la disertación para sí mismo, aunque de joven fue bastante emotivo. Muchas veces, cuenta, salía de viaje, sin advertir a nadie, y vagaba en compañía de los que le apetecía. Incluso una vez que Anaxarco cayó en un pantano, pasó de largo sin socorrerle. Como algunos lo acusaran de esto, el propio Anaxarco lo elogió por su carácter impasible e indiferente.

1 comentario:

  1. El filosófo autor de estos fragmentos es Diógenes Laercio, en su obra "Vida de lo filósofos más ilustres".
    El primer fragmento se refiere al filósofo Aristipo (435- 350 a.C), cuyas ideas eran semejantes a las socráticas, pero tan solo en sus inicios, pues en el fondo se separan notablemente. La felicidad para Aristipo era el placer, y a mayor placer, más felicidad; y como considera que el sensible es el más intenso, es el que hay que perseguir.
    El segundo texto viene referido a Antístenes (444-365 a.C.), que perdió la fe en la filosofía, puesto que quedó totalmente desencantado por la llevada hasta el momento. Negaba la realidad de las cualidades, ya que que implicarían que un determinado ser es y no es lo mismo al mismo tiempo.
    Y por último, el tercer fragmento, viene referido a Pirrón de Elis (360-270 a. C.), considerado el primer filósofo escéptico, haciendo la duda el tema principal de su filosofía.

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